
El rendimiento de Mauro Passarino en el exterior, crece cada año. La temporada pasada se
consagró campeón de la 125 GP en Paraguay y en la categoría Supersport 400 del Superbike
BR.
Con todo esto, llegó la posibilidad de, en el 2022, dar el salto a las 600cm3 en Brasil. Una
división que se presenta con gran paridad y varios pilotos capaces de luchar por la victoria. No
es fácil destacar allí.
Teniendo en cuenta lo exigente que es el chaqueño consigo mismo y con los demás, decidió
aceptar el ofrecimiento del W2V Motorsport, un equipo nuevo, con una condición: llevar a
gente de su confianza para ocupar cargos clave (jefe de equipo y suspensiones, por dar un
ejemplo).
Rápidamente, se pusieron a trabajar en la moto para debutar en la primera fecha. Al
observar la unidad, nace una incógnita. ¿Por qué emplean, en su mayoría (salvo dos), la
Kawasaki ZX 636 R?
Si bien es cierto que la Yamaha no se comercializa allá, el de la firma de Akashi posee varios
puntos fuertes.

Según palabras de Mauro (no las mías que soy pura teoría, ja!) es muy potente, no requiere
mucha inversión para andar rápido y es fácil de llevar. No es necesario que “gire” tan rápido.
Con una buena configuración para el ingreso de las curvas y tracción a las salidas es
suficiente.
Así, se llegó al debut con una moto prácticamente de serie, sólo equipada con escape,
quickshifter, y pinzas de freno. Armas suficientes para que el de Resistencia demuestre sus
virtudes: velocidad e inteligencia.
Personalmente digo que, en esta primera mitad del certamen, expuso las dos opciones que
ofrece Interlagos respecto a la estrategia. a) escaparse antes del giro final y b) salir en plena
succión a lo largo del curvón para doblegarlo sobre la línea de meta.
En esta ocasión, Passarino, luego de observar el rendimiento de sus oponentes en la
Superpole (donde nadie se guarda nada) imaginó el domingo. Si en algún momento veía
alguna merma en ellos, ya sea por físico o rendimiento mecánico, iba a intentar escaparse. Y lo
hizo, tuvo que esperar bastante, pero debutó con un triunfo.

A la segunda cita acudió con suspensiones de carrera. Renegaron bastante con la puesta a
punto hasta que descubrieron que el amortiguador trasero perdía aceite. Entonces, decidieron
montar el original en ese sector y obtuvieron un buen equilibrio
Lamentablemente, quiso construir una brecha y, al momento de exigirla al
máximo, tuvo una caída que lo retrasó.
Tercera ronda, ya con amortiguación racing en ambos trenes, se centran en el sector
posterior.
Llega el momento donde Passarino expone la otra variante estratégica que ofrece Interlagos,
el cual conoce muy bien. Considerando que aquí no le sobraba nada, era
riesgoso salir a la recta con alguien por detrás, es muy probable, debido al “rebufo”, ser
superado antes de la meta.

Fue paciente, esta vez no tenía margen, le tocó perseguir. Debía ser un golpe de knock-out.
Ojo que no se prepara siempre igual. Passarino sabe, dependiendo el rival y el momento,
con quienes debe dejar más espacio a la hora de trazarla (para que no lo trabe y poder
acelerar plenamente) y con cual puede salir más pegado y no regalar ni 1 mm. En este caso,
debió salir “soldado” porque no le iba alcanzar. Otra victoria y de manera espectacular.

De la cuarta poco se puede decir porque una falla del día sábado le impidió transitar con
pista seca y debió partir último. Doblegó a gran cantidad de oponentes, pero los
directos terminaron delante de él
Quinto y, por ahora, último round. Comienzan a girar el viernes con la Kawa pero un
problema les impidió seguir usándola. ¿Qué hicieron? Habían llevado la Yamaha YZF-R6
con la que Mauro corrió en el argentino durante 2018 y parte 2019. No tenían pensado
usarla (por eso no tenía los colores del team).

En lo derecho pierde bastante, es menos potente, pero es más liviana y gira mejor. Gran
parte de la ganancia en el sector 2 (trabado) es por estas condiciones. A su vez,
está más desarrollada. Dispone de embrague, suspensiones, electrónica, refrigeración.
Ocuparon todo el sábado para ponerla a punto (incluso su comodidad frente a los mandos).
La prueba contó con todos los condimentos, caída del líder cuando Passarino lo presionaba,
despiste del chaqueño cuando debían circular a una velocidad limitada (no había visto la
señalización).
Sabía que lo superarían en el relanzamiento (por una cuestión de CaVallos) pero, en un
desenlace para el infarto, cruzó la meta primero. Lamentablemente, una penalización lo
retrasó para el fondo del clasificador.
Sin embargo, demostró que su velocidad, inteligencia, y fortaleza en el “mano a mano”
están intactos para afrontar la segunda mitad del torneo.

Fernando Chiesa