Tener la posibilidad de hablar con Matías Pérez me generaban dos cuestiones. Por un lado,

es cierto que el motivo de la nota era campeonato logrado de la R7 Cup en España y el tercer

puesto obtenido en la “Superfinale”. Pero, por el otro, sabía que la charla tomaría un rumbo

más allá de lo que a resultados/estadísticas se refiere.

     La igualdad de estas categorías hace que, muchas veces, el desenlace tenga que ver con

aspectos internos del piloto. Una oportunidad para aprender como son las cosas desde

adentro.

     El punto de partida de esta exitosa experiencia fue en el concesionario Yamaha Motor

Center de Barcelona, donde Matías trabaja. Esperaban la visita del presidente la firma de Iwata

en Europa, Eric de Seynes, quien se destaca por ser la primera persona “no japonesa” en

ocupar el cargo. Además, es un apasionado por el motociclismo deportivo.

     Teniendo en cuenta esa característica, obviamente, se generó una charla donde los

compañeros le cuentan la experiencia de Pérez tanto en Argentina como en Europa. Así, surgió

la chance: “Tienes que correr”, le dijo.

 La Yamaha R7 es un modelo que te permite grandes sensaciones en circuito con un bajo

costo. Según palabras de Matías, tanto al momento de aplicar los frenos como a la hora del primer

golpe de gas en curva, no es muy distinto al Yamaha YZF-R6. Ahora, cuando la aguja del cuentavueltas sube la

cosa cambia. Su impulsor es bicilíndrico de 700 cm3 y 73 cv que deben mover un peso de

188kg.

     Pese a ello, en Barcelona se lograron tiempos muy buenos, en promedio 1,2 segundos más

rápidos que la WSS300.

     Como decíamos, el «Titán de La Plata», saltó del sillón a la pista. Había poco tiempo para sacar la

licencia y apenas unos 38 giros para conocerla.

     Un calendario de 4 fechas, se disputan dos pruebas por fin de semana, y dos de ellas

televisadas. Suficiente conocer la capacidad del #81.

     Debuta en Alcarrás, fue a jugársela y, lo cierto, es que ese desempeño, dos victorias, sería

fundamental para el resto del certamen.

     Luego, llegó el momento de Barcelona, cuya competencia del domingo fue transmitida, al igual que Aragón.

   Debido a la gran paridad, se formó un grupo integrado por varios protagonistas hasta la

bajada de la bandera a cuadros.

     A primera vista, destaca la trazada, empleando menos metros que el resto: “Montmeló

exige mucha permanencia (NdR: ejemplo, mantenerse mucho tiempo inclinado), rompe

mucho el neumático delantero. Tenés que hacer la menor cantidad de metros posibles”.

    Momento de la definición, una vuelta por recorrer, toma el liderazgo en la variante uno. Sabía que «La Caixa»

era la última zona clara de sobrepaso (frenaje fuerte). Intentó tapar el hueco pero fue relegado.

Quedaba sólo una chance, la última curva, donde Rossi pasó a Lorenzo en aquella épica batalla. Arriesgó, jugó su

última carta, y emuló al astro italiano para adjudicarse un brillante triunfo.

Como siempre digo, no es casualidad que, en una situación tan cerrada, la moneda caiga del

mismo lado. Si citamos al tenis, puede ser alguien haga un partidazo frente a Federer o

Nadal pero, generalmente, los puntos decisivos se los llevan ellos.

   Las claves del argentino: “Uno no tiene que mostrar sus cartas, debe hacer radios

distintos. Tal vez, ingeniarse alguna “maldad” (en un sentido sano de la palabra)”. Con el nivel

de perfomance que disponen, le sobra tiempo para pensar.

    Siguiente round: Aragón, donde también se impuso en la Race 2, pero esta vez con un

planteo distinto, que expuso nuevamente su inteligencia sobre la R7. En resumen, se mantuvo

en pelotón y se escapó cuando consideró que era el momento oportuno: “Al principio

necesitaba que el lote se compacte y crezca en número”. Así podría dejar una

“piedra o estorbo”. Y vaya que lo logró.

EL GRÁFICO DE ABAJO DEMUESTRA COMO PÉREZ REGULÓ EL DESARROLLO EN ARAGON (SE VEN LAS DIFERENCIAS, EN SEGUNDOS, RESPECTO AL LIDER). SE ESCAPO SOBRE EL CIERRE

“A las carreras hay que vivirlas y entenderlas curva a curva. Si lo querés resolver a último

momento, sonás. Hay que hacer una curva lo más rápido posible y, después, la siguiente. Ojo

es muy difícil mantener la concentración así. Hay que controlar la ansiedad, no se puede andar

12 vueltas a fondo. Es estar a borde del abismo”.

    Siguiendo con la enseñanza: “A veces, por ejemplo, lográs 3 décimas en un sector. No es

necesario que sigas evolucionando en el siguiente parcial de ese mismo giro. Con

mantenerte, al cruzar la línea de meta ya vas a tener una ganancia de tiempo. Una vez que

consolides el tramo, pasas al siguiente”.

     Con apenas un examen para la culminación (Cartagena). Con arribar segundo en ambas

ocasiones le alcanzaba. Y así fue.

Y la Superfinal junto a los mejores de Europa? Se llevó a cabo Barcelona. La idea era no

perder el tren y no gastar la goma (él detecta el momento que en empieza a perder

rendimiento).

    Había gente con experiencia mundialista, los italianos, principalmente, eran muy

veloces y también los franceses. Tuvo tiempo para analizar. Por ejemplo, no

caer en la trampa tendida por su rival que, en 3 giros distintos, a propósito, se fue largo para que

lo supere y pase al frente.  Y, también, detectó quien de todos los que conformaban el lote,

sería el hombre a batir (resultó ser el vencedor).

     Por una serie de situaciones arribó en el tercer escalón del podio (que es

mucho): “El resultado es una circunstancia. Dos errores en la última vuelta (NdR reconoce y

habla con una naturalidad admirable de sus fallos y decisiones), producto de la falta de

competición.  Que te salgan automáticamente ciertas cosas” (automatismos).

         Un título que refleja lo que es Matías Pérez. Sin adquisición de datos (en España), aplicó

su experiencia y sensibilidad (posee mucho feeling) para poner a punto una unidad con la que

casi no había tenido experiencia (sus adversarios habían rodado mucho más). Su inteligencia, ya que

empleó exitosamente lecturas y diversas estrategias en distintos escenarios y, a su vez, su

velocidad.

     Y el futuro como viene? Por ahora no es lo principal. Lo importante es haber compartido

con buena compañía y pasión cada gran premio. Disfrutando en cada giro las sensaciones que le transmite

la moto de pista

Fernando Chiesa